Haïtiens dans les champs: Un phénomène aui arrive pour rester!
Su país es el más pobre del continente y en Chile encuentran la esperanza de una vida mejor. Al menos 50 mil haitianos han ingresado a nuestro país solo en lo que va del año 2017, y buena parte de ellos para trabajar en el sector agrícola. Aquí la visión de quienes se han convertido en protagonistas de esta historia que recién comienza.
Marie Nazaire tiene solo 45 años y su vida entera ha estado rodeada por el esfuerzo. Nacida en Haití, el país más pobre de América, ha debido luchar contra la escasez para dar una vida digna a sus dos hijos y a su madre; por eso uno de sus últimos desafíos fue llegar a Chile, el último país del continente, a trabajar en el campo, el único sector que le ha dado empleo hasta la fecha. Sentarse a conversar con ella es un gusto, a pesar de que su dominio del español es mínimo -lo mismo nos pasa a los chilenos con el francés- con una sonrisa amplia y un gran esfuerzo ella intenta relatar parte de su historia: “ Yo vine a Chile porque aquí las mujeres trabajan mucho y a mí me gusta trabajar, mi sueño era trabajar y ganar mi dinero. Llegue a una viña primero, durante esa época logré conseguir mi visa y mi cédula de identidad. Llevo en Chile un año tres meses y hoy estoy viviendo en Rancagua junto a varios haitianos más”.
Marie Nazaire hoy es parte del equipo de packing de Agrícola Garcés una de las empresas más grandes de la región y el país, especializada en la producción de cerezas y la exportación en general de fruta. Marie cuenta orgullosa como de a poco fue aprendiendo todas las etapas de su nuevo oficio “ el trabajo aquí ha sido muy bueno, me gusta mucho, yo trabajo en selección, saco todo lo malo de la fruta. Y también mi jefa Cecilia me enseñó otras cosas y ahora puedo embalar y al mismo tiempo seleccionar la fruta”.
Marie es parte de una veintena de ciudadanos haitianos que llegaron a la empresa para ser parte de la temporada 2016-2017. Ella es una de las últimas que van quedando, y con su carisma y simpatía ha sido capaz de encantar a buena parte de sus compañeras de labores. Cecilia Escobar es supervisora del packing Garcés , encargada de la línea de selección de fruta en la que trabaja Marie y explica cómo fue para el resto de los funcionarios la llegada de estos nuevos compañeros. “La experiencia ha sido muy buena, son muy trabajadores, amistosos, responsables, honestos; la honestidad para ellos es lo principal. Llevo 13 años en Agrícola Garcés, ocho años en selección, y este año ha sido muy intenso en cuanto a los extranjeros , costó un poco al principio y después fue maravilloso, me encantó. Cuando estaban las cerezas teníamos gente extranjera separando color y yo les comentaba a mis amigas que las pusiéramos en más labores, que aprovecháramos de enseñarles más y así íbamos probando también en sellado y embalaje, de esa manera aprendieron todas las labores del proceso”
UNA MÁS
Mientras Marie ya está seleccionando duraznos de exportación, Cecilia indica que al momento de llegar al equipo ella reunió a todas las trabajadoras y “ les pedí a todas las señoras que la integráramos como una más de la mesa, y fue muy bien recibida; ahora incluso ella les canta a las chicas una canción que inventó ‘boten malo, no boten bueno’ – comenta entre risas- ella es así, les inventa canciones y se pone a bailar con sus compañeras, es muy humana, uno los tiene que tomar así, no porque tengamos diferencias de color tenemos que mirarlos mal, para mi ella es una persona igual que yo, nos sacamos el delantal de trabajo y somos iguales”.
La supervisora del packing cuenta que el idioma no ha sido impedimento para que se genere una amistad. Marie , que está sola en nuestro país, ha confiado en su jefa y en sus compañeras buena parte de las dramáticas historias de su vida. “Los chilenos deberíamos estar más atentos a lo que pasa con ellos, ellos son 15 personas que viven en una casa, manejados en su mayoría por un contratista. Lo ideal sería que las empresas los contrataran directo sin contratistas de por medio porque muchos abusan y ellos (haitianos) llegan muy solos nosotros no sabemos cómo llegaron, por ejemplo ella dejó a sus dos hijos , su mamá y su marido y llegó acá a buscar nuevas oportunidades, por eso tenemos que tener cuidado de no recordarle a sus hijos , porque solita se pone a llorar y yo he tenido que abrazarla y aconsejarla, son tan humanos que se les debería dar más oportunidades”.
La Mary, como ya le dicen en el packing, posa para la cámara abrazada de su jefa y rodeada de sus compañeras mientras cuenta que su sueño algún día es traer a sus hijos a Chile para darles una vida mejor, sin embargo, hoy la angustia que pronto deberá dejar la casa que ocupa en Rancagua, y abandonar su trabajo en Agrícola Garcés. “La Mary junta dinero y se lo manda a su mamá, y me dice ‘a mí me gusta trabajar aquí pero tengo que saber dejar este trabajo porque mis amigos se van a ir, porque los van a echar a la calle’, ahí yo digo qué nos pasa en este país con la fiscalización. Para que no dejen la casa en que viven les exigen que trabajen más de 10 horas diarias, ella me dice que no quiere quedarse porque eso es un abuso, y el martes 28 deben dejar ese lugar y no sabe que será de ella y sus compañeros”, concluye Cecilia Escobar preocupada.
LOS HAITIANOS EN EL CAMPO: AMENOS Y TRABAJADORES
Ver haitianos en los campos de O’Higgins ya es algo común, es cuestión de preguntar y siempre hay alguien que los ha divisado, pero eso no significa que los empresarios agrícolas estén llanos a dar su testimonio o incluso a que un equipo de periodistas ingresen a sus predios para conocerlos. Si bien el trato de personas de manera ilegal en la temporada, es un hecho, también hay un dejo cultural, cierta incomodidad de parte del agricultor y también de estos extranjeros porque son de color, “esta como esa idiosincrasia en los chilenos de pensar en que darles trabajo en el campo será abusivo sobre todo por el color de la piel, esta idea como de la esclavitud me entiende, obviamente no hay ninguna relación, ellos trabajan y son buenos trabajadores y en mi caso me preocupo mucho de su dignidad y de sus pagos, pero no faltan los que así piensan”, afirma un productor de Colchagua.
En este nuevo fenómeno está participando activamente Manuel Puga, quien fue director de Frusexta y es reconocido como uno de los más importantes productores frutícolas de la región. En su fundo, ubicado en la comuna de Coltauco dio empleo durante esta temporada por primera vez a una veintena de haitianos, una experiencia que hasta el momento define como excelente “son muy buenas personas, la mayoría de ellos son evangélicos, personas alfabetizadas, muy educadas, buena parte de ellos tienen oficios y llegaron a nuestro país obviamente porque necesitan mantener a sus familias”. Puga explica que está consciente de la indefensión con que estos extranjeros están en nuestro país, la mayoría no maneja el idioma y no conocen a nadie, por ello dentro de su agrícola impuso diversas reglas para garantizar la dignidad de los haitianos. “En primer lugar esta que su situación legal esté en regla, también nos ocupamos de la habitabilidad de sus viviendas, conseguimos casas buenas para que ellos vivan en la temporada, con baño, y con cocina. Nunca los mezclamos en las residencias con chilenos, porque ellos son personas muy sanas, sin vicios, nunca pelean, y no queremos que conozcan eso. También le pedimos a los contratistas que se les den facilidades de comunicación con sus familias como WiFi permanente, y lo que es muy importante: el pago siempre se hace de manera directa, ellos ganan lo mismo que cualquier otro trabajador, y el día del pago se les entrega el dinero en sus manos”, subraya el empresario.
Puga destaca especialmente el compromiso de los trabajadores extranjeros, especialmente de los haitianos con sus labores “ellos aprenden con facilidad y son muy comprometidos, se ponen la camiseta, llegan a trabajar, nunca faltan a su trabajo, y este es un comentario generalizado, que la experiencia ha sido muy positiva, se preocupan de hacer bien su trabajo y son gente muy amena, a pesar de las vidas tan difíciles que han tenido son optimistas y la gente que trabaja con ellos los quieren bastante”. En ese sentido Puga hace un paralelo con el trabajador chileno “cada vez están más problemáticos los trabajadores chilenos, no solo en la agricultura, sino también en la construcción, no les interesa aprender, hay mucha irresponsabilidad, especialmente los jóvenes ya no quieren trabajar en el campo y cuando lo hacen están más preocupados del celular, entonces creo que esta es una buena señal”.
Miguel Jara es chimbaronguino y durante la temporada agrícola funciona como “enganchador”, aquel que hace de intermediario entre los temporeros y los productores para la cosecha. Jara explica que aún no ha tenido trabajadores haitianos, pero bien sabe que ya son muy codiciados en la zona “aquí se los pelean los patrones porque son muy buenos para trabajar, quizás en el campo no ganan mucho pero ese dinero en sus países es harta plata, en sus países hay mucha pobreza por eso son bien esforzados y eso les gusta a los agricultores”. Al mismo tiempo, Jara cuenta que ha sido testigo del abuso que se hace en los campos con estas personas “en mi caso yo me preocupo de que la gente que consigo gane plata, por eso yo soy distinto a los contratistas, nosotros sabemos que hay contratistas que por ejemplo si el extranjero gana 17 mil al día, les cobra 15 y con los dos mil restantes se queda la persona, eso, por lo menos yo siento no corresponde”, sentencia
Por su parte Claudia Silva , subgerente de Recursos Humanos de Agrícola Garcés indica que la llegada de haitianos este año respondió a un fenómeno especifico, y que su contratación, si bien no responde a una política de la empresa, si lo hace en cuanto a los valores de la compañía “ en nuestro código ético esta como punto importante la no discriminación, y para esta temporada contratamos 2.500 personas entre ellas extranjeros, algunos haitianos, como también peruanos, colombianos y otras nacionalidades. En términos contractuales, todos estos trabajadores contaban con los permisos legales, con visa asignada o en trámite y con cédula de identidad”. Respecto a los ciudadanos haitianos, Silva explica que sus labores las realizaron sin problemas “el trabajo de packing es un trabajo en sí mismo muy sencillo, no requiere de demasiadas instrucciones, de todos modos estos trabajadores asistieron a a una inducción y todo funcionó muy bien, ni siquiera hubo problemas por el idioma porque el rotulado de las cajas esta inglés, así que todo funcionó de buena manera”, sentenció la ejecutiva.
EL BOOM DE HAITIANOS EN COLCHAGUA Y CARDENAL CARO
Desde el año 1999 la Ley de Inmigración entrega jurisdicción para entregar visas y permisos de trabajo a las gobernaciones provinciales en las cuales los extranjeros indican su residencia. Es por ello que durante este año, los Departamentos de Extranjería, especialmente de la Gobernaciones de Cachapoal y Colchagua se han visto enfrentado a un fenómeno que no conocían : un aumento explosivo de trabajadores haitianos de temporada.
Sergio Huerta, es el encargado de Extranjería en Colchagua y afirma que sus horarios de trabajo se han extendido hasta tarde en la noche, todo ello con el fin de darles la mejor atención a quienes llegan a esa zona de la región “ aquí hemos vivido una explosión, llevamos hasta el 22 de febrero la misma cantidad de personas que hace cinco años llevábamos en un año, es un aumento de un 500%, de hecho nosotros tuvimos que adoptar como medida dar hora, algo que nunca habíamos hecho porque no damos abasto”. Huerta agrega que “ es un fenómeno que ha ido creciendo, nosotros teníamos un promedio de 700 solicitudes al año, y no son 700 personas, son muchos más porque llega una señora con los tres hijos. Si en el ‘ 99 teníamos un promedio de 250 solicitudes hoy llegamos a las 2 mil, y hoy 20 de febrero estoy a full con la atención número 500 , y de estos, el total son trabajadores agrícolas”.
Respecto al perfil de estos trabajadores Huerta detalla que “ en general estas personas no superan los 30 años, son jóvenes y hombres en su mayoría , en general llegan con contratos indefinidos, y lo que nos han dicho los empresarios es que están muy contentos con la gente”.
Un poco más al norte, Carlos Yáñez encargado de Extranjería en la provincia de Cachapoal indica que el aumento explosivo de solicitud de visas también se ha convertido en un tema en esa zona y esto se debe principalmente a que muchos extranjeros están siendo enviados por dato desde Santiago, ya que la región se destacaba por su agilidad en el trámite: “ Si hacemos un análisis del 2015 al 2016 ha habido un aumento de un 140% de requerimientos para hacer tramites vinculados a visa. El problema que tenemos como Gobernación de Cachapoal es que nos ha crecido explosiva mente las solicitudes de atención, demorándonos un mes más o menos entre la solicitud de hora y el día en que logramos atenderlos”.
Ambos funcionarios explican que la ley chilena obliga a los extranjeros que quieran trabajar en nuestro país a presentar un contrato de trabajo por el sueldo mínimo para obtener una visa. Asimismo las empresas deben cumplir con el Código del Trabajo el cual exige que el número de trabajadores extranjeros en una empresa no debe ser superior al de los chilenos. En el caso del agro sin embargo, se ha dado un fenómeno, ya que los interesados en contratar a estas personas han debido realizar contratos indefinidos, ya que los temporales no funcionan en un sistema que está colapsado de solicitudes. “Las faenas de temporada son de dos meses por lo general, pero el trámite para solicitar una visa dura entre dos y tres meses, y ellos tienen contratos de temporada por tanto cuando el extranjero obtiene su visa el trabajo ya no corre. Pero el empleador puede hacer contratos indefinidos y se pueden usar cláusulas para terminar los contratos y así agilizar el trámite porque lo importante es deben trabajar cuando tengan permiso”, sostiene Carlos Yáñez quien agrega que la masa flotante de extranjeros ilegales es otro problema para la zona “ nosotros vemos muchos haitianos sin papeles, el miércoles pasado una empresa necesitaba hacerle contrato a 22 haitianos, pero las horas de atención las estamos dando para marzo , entonces se genera este problema en que esta la mano de obra, está el interés de las empresas por contratarlos pero no tenemos capacidad en cuanto a personal para absorber esta demanda e interés que ha existido”, sentencia el abogado.
Por su parte Sergio Huerta, de Extranjería de Colchagua arguye que el fin de la temporada agrícola en mayo es una de las situaciones que hoy le preocupa porque “ baja la temporada y estas personas pueden quedar abandonadas por eso nos reuniremos con los alcaldes de las 10 comunas de la provincia con tal de coordinar todo lo que es ayuda. Estas personas necesitan atención en salud, colegio para sus hijos, y debemos coordinarnos para enfrentar este nuevo escenario” concluye Huerta