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dimanche 28 août 2011

Haitianos: "Abandonados como perros de la calle"

Vacíos y arbitrariedades siguen condenando a cientos de miles de damnificados por el sismo en Haití a soportar condiciones infrahumanas, expone esta investigación a la que Tierramérica tuvo acceso exclusivo.
PETIT-GOAVE - Por corresponsales * Haitian Grassroots Watch - Tierramérica
Louise Delva. Señala hacia el lecho del río, que usan como letrina a cielo abierto.
Ochenta mil minúsculas viviendas están desperdigadas en los alrededores de esta ciudad costera haitiana, situada apenas al oeste del epicentro del terremoto que el 12 de enero de 2010 mató a unas 200.000 personas y desplazó a más de un millón.
Estas mini-casas de un solo ambiente llamadas T-Shelters (abreviación de refugios transitorios en inglés) están pensadas para durar entre tres y cinco años, pero costaron más de 200 millones de dólares y hoy albergan a 80.000 familias cuyas viviendas estaban entre las 171.584 dañadas o destruidas por el sismo, de acuerdo a cifras oficiales.
La Comisión Interina de Recuperación de Haití, encabezada por el expresidente estadounidense Bill Clinton (1993-2001), aprobó proyectos por valor de 254,5 millones de dólares para reparar, ampliar o construir hasta 41.759 unidades habitacionales. Otros planes incluyen casi 20.000 viviendas más.
El nuevo gobierno haitiano, encabezado por el cantante Joseph Michel Martelly, organizó del 18 al 24 de julio la Semana de la Reconstrucción, en la que, entre otras actividades, Clinton y el mandatario inauguraron una "exposición de viviendas" con más de 60 modelos de casas y un nuevo plan hipotecario llamado "Kay Pa M" (mi casa, en lengua créole).
¿Toda esta actividad significa que la reconstrucción está en marcha? ¿Se mudarán pronto a viviendas seguras las 634.000 personas que todavía viven en 1.001 campamentos y otras decenas de miles que habitan estructuras endebles o al borde del derrumbe?
La haitiana Louise Delva, madre de cinco hijos, vive en el campamento Regal de Petit-Goâve, unos 68 kilómetros al sudoeste de Puerto Príncipe. Ella no está enterada de ningún plan destinado a ella o a decenas de miles de refugiados como ella.
"Nos han abandonado", dijo Delva con desdén mientras guiaba a un grupo de reporteros radiales de Haitian Grassroots Watch (HGW) por su comunidad.
"Estas son las sórdidas condiciones en las que vivimos", dijo señalando una oscura y fétida tienda abarrotada de pertenencias, dos colchones y un machete.
"Cuando llueve estamos en peligro. Miren lo cerca que estamos del lecho del río", agregó Delva indicando una cañada casi seca que los residentes del campamento usan de letrina. Mientras ella hablaba, dos niños hacían sus necesidades en el riachuelo.
A fines de este mes, el huracán Irene perdonó la zona de Haití donde Delva y otros cientos de miles habitan campamentos improvisados. Pero eso no significa que las familias no corran riesgo de un próximo huracán y del cólera que sigue encarnizándose con Haití. La mayor parte del país y todos los 1.001 campamentos carecen de instalaciones sanitarias adecuadas.
"A inicios de junio tuvimos 21 casos de cólera aquí", dijo a los periodistas de HGW el presidente del comité del campamento Regal, Guyvlard Bazile.
AGENCIAS AUSENTES
Aunque ya no aparece en los títulos de la prensa, el cólera sigue atacando. Por día se hospitalizan más de 300 personas. Al 8 de este mes, los contagiados sumaban 426.285 y al menos 6.169 habían muerto.
Pero a inicios de este verano boreal, las agencias humanitarias que limpiaban las letrinas y suministraban agua y atención médica se retiraron de la mayoría de los campamentos, alegando que se habían quedado sin fondos.
De hecho, ya en marzo la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA por sus siglas en inglés) había advertido que "la mayor parte de la financiación para apoyar las acciones de saneamiento, distribución de agua y administración de los campamentos se habrá terminado en junio de 2011".
"Si se acaban las acciones de saneamiento, aumentarán la defecación al aire libre, la disposición incontrolada de heces, la contaminación del cólera y la inseguridad, en especial para las mujeres que buscan un lugar privado para hacer sus necesidades", agregó la OCHA.
Toda la evidencia reunida por HGW, otros periodistas y activistas en varios campamentos indican en efecto que la "defecación" y los "excrementos" han aumentado, a pesar de que, según las propias cifras de la OCHA, los programas de asistencia en agua y saneamiento de las agencias humanitarias habían recibido ya más de 40 millones de dólares para 2011. Bazile, el coordinador del campamento Regal, dijo no entender adónde se fueron el dinero y las agencias.
Hay una que sí está en Regal: la International Emergency and Development Aid (Ayuda al Desarrollo y Emergencia Internacional, IEDA), que es la "administradora del campamento". Pero con apenas dos letrinas para cientos de personas, una sola canilla y ni una clínica, resulta difícil hallar evidencias de esa administración.
"Vienen a ver si hay mujeres embarazadas con dificultades, cuánta gente está enferma y quién necesita ir al hospital", describió Bazile.
* Este artículo resume una investigación en cuatro partes, incluyendo videos, y publicada en francés e inglés en el sitio web de Haiti Grassroots Watch, una iniciativa de AlterPresse, la Sociedad de Animación de la Comunicación Social (SAKS), la Red de Mujeres Radialistas Comunitarias (Refraka) y emisoras de la Asociación de Medios Comunitarios de Haití.
http://www.larepublica.com.uy/comunidad/469153-haitianos-abandonados-como-perros-de-la-calle

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